20.10.10

Bailarina y Cantante-Robótica imparable.-

Loa avances en materia de robótica, día a día están siendo mayores y sorprendentes en el todo cosmoglobal
Lo que podemos ver y apreciar nos resulta casi increíble y a muchos les causa algo parecido al
miedo,según me lo han manifestado algunos seguidores.-Pero el nuevo ser  avanza sin prisa y sin pausa.

Creo que los seres humanos no debemos temer a lo triunfos científicos y ética de por medio
serán de mucha utilidad para todos.-


La actitud de base entre el público frente a los androides varía en función del bagaje cultural que posea dicho público. En la cultura occidental la criatura humanoide, fabricada casi siempre por un sabio, es con bastante frecuencia un monstruo que se rebela contra su creador y en ocasiones lo destruye como castigo por su hubris; y el primero de los cuales no es necesariamente el monstruo de Frankenstein de Mary Shelley. Bien que dicho monstruo sea fácilmente el más famoso.

Desde la Grecia Antigua existen leyendas y folklore narrando sobre seres humanoides fabricados en metal por el artesano y herrero de los dioses, Hefesto. Aunque el carácter monstruoso del androide parece haberse ganado con la cristianización del mundo occidental.

De hecho es tan notorio este fenómeno, que el reconocido experto en inteligencia artificial Marvin Minsky, llegó a narrar como en ocasiones llegaba a sentirse incómodo frente a una de sus creaciones, el androide Cog, cuando éste presentaba conductas inesperadas.

En otras culturas las reacciones pueden ser bastante diferentes. Un ejemplo meritorio es la actitud japonesa faz a los androides, donde el público no teme la antropomorfización de las máquinas, y aceptan por lo tanto con menos problemas la idea que un robot tenga apariencia humana, para poder así interactuar más fácilmente con seres humanos.

fuente:wikipedia

2 comentarios:

  1. Anónimo22.10.10

    Casi humana pero no es una máquina, esperemos con que sea parqa bien y pñara hacer el bien-Juan Carlos Paredes

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  2. Me encantaría tener un robot que haga todas las tareas que a mí me resultan tediosas: sin errores, sin cansancio, sin ofenderse, ni rebelarse, ni sentir, ni juzgar. Pero no me gustaría tener un robot que baile ni practique ningún tipo de expresión artística. Porque si no hay alma, no hay arte.

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